miércoles, 25 de septiembre de 2013

Capítulo ochenta y cinco

Éste será un capítulo un tanto diferente, pero me han venido tantas preguntas del por qué elegí una cosa y no la otra, de por qué me gusta o no, que tenía que escribirlo:

FÍSICA EXTREMA VS. DEPORTE EXTREMO

      La física, una ciencia, un saber, una necesidad. Todo es física, dicen por ahí. Para un científico como Einstein, era tal vez su amante, diversión, su más provechoso pasatiempo. Para un estudiante, será tal vez el Gargamel de sus pitufi-vidas. El deporte por otro lado, es considerado sinónimo de salud, bienestar, "relax"... 

      ¿Pero quién dice que física es difícil y el deporte lo puede realizar cualquiera? En mi muy humilde opinión, el deporte es más que ciencia, es de hecho la más difícil de todas. Aquí unos ejemplos:

FÚTBOL.- A uno le piden que corra con una dirección paralela al balón, despreciando masa y volumen del césped, logrando que vaya con una aceleración suficiente para ser alcanzado al segundo momento en el que se debe pasarlo a otro jugador o peor, lanzarlo al arco para que entre en un eje de coordenadas de una longitud menor a 1/3 del ancho de la cancha.

NATACIÓN.- Aquí el miedo al agua es lo de menos... Dependiendo del estilo, se debe mover brazos y piernas trazando pendientes iguales para que el movimiento sea paralelo, aplicar una fuerza exacta en el agua para propulsarse, calcular tiempos: de salida, llegada, duración, tiempo que se aguanta sin respiración, etc.
Cálculo, cálculo, agua, cálculo.

Y mi favorito:

BÁSQUETBOL.- Se espera que se corra con velocidad constante al mismo tiempo que se haga rebotar la pelota en un periodo determinado (para que no cuente como fault), se igualen los torques para que la pelota se quede en equilibrio, y finalmente, luchar contra la inercia de la misma, para lo mejor: apuntarle a un cuadradito en un aro con una dirección y sentido perpendicular a la "canasta", que dista menos de un centímetro del diámetro de la pelota, ¡¡¡para que ingrese por ella!!!

     Claro está, que hay genios que los practican sin necesidad de una calculadora. Atletas que corren y luchan contra la fuerza de fricción no andan por ahí presumiendo las medallas gracias a que calcularon bien el coeficiente de rozamiento... Pero bueno, cada uno elige lo que le gusta, yo por ejemplo, me rehúso a desafiar las leyes de la naturaleza y ser deportista. FIN.

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