viernes, 7 de noviembre de 2014

Capitulo Trescientos Veinte y Cinco

MI LOCURA

Tal vez este loco, tal vez  no sea el único que lo cree...
Varias veces he visto como las personas han querido brindarme su ayuda, sin embargo no podía pasar por alto la manera en la que me miraban, esas miradas que parecían gritar "tiene un tornillo zafado”, (como si solo tuviera uno) como a un juguete descompuesto, algo a lo que no podían reparar...¨reparar" una palabra que aun retumba en mis pensamientos.

Todos sabemos lo que pasa con estas personas "descompuestas", todos saben el destino que les tienen preparados aquellos que se han quedado en la comodidad de su infelicidad.
Reformar, adaptar y seguir...los pasos que se debían seguir para llegar a ser normal. Claro lo decían aquellos que no podían ni reírse de ellos mismos.

Parecerá gracioso, pero hubo un tiempo en el que creí que necesitaba que me reparen... que tonto verdad?, que me reparen y perder toda mi felicidad?, ser uno más de ellos?, creo que esas preguntas me salvaron de un gran error.

Dejar que desconocidos, incultos en el arte de una buena risa y la  espontaneidad se atreviesen a tratar de cambiarme, me suena muy ridículo ahora que llegaste a mi vida.
Me salvaste de ser internado en  un manicomio, manejado por doctores de sonrisas falsas y enfermeras de pesares, que  administraban la única medicina que conocían, la única receta que consumen y hacían consumir a sus pacientes. Cotidianidad y conformidad... una combinación aún más perjudicial que la locura misma.

No eres como todos ellos, tienes ese algo que me supo acoger aun cuando sabias que estaba descompuesto y enfermo.Y a pesar de todo esto, me has permitido acompañarte, probar lo que a ninguna persona normal se le permite. Me has enseñado la locura que existe en cada acción que realizamos, ya sea desde un simple saludo o un beso apasionado que se entrega sin vacilaciones

De alguna manera estoy en un manicomio, pero no uno administrado por esas personas, me encuentro en uno en el que los únicos dueños somos nosotros. Un lugar en el que está permitido ser lo suficientemente diferentes para querernos con el corazón, abrazarnos con entusiasmo, mirarnos con incredulidad y besarnos con locura.

Yo creo ciegamente, con mis sentimientos como único guía que he encontrado a aquella persona que por más loco que sea, por más diferente que me encuentre, no tratara de encontrar la manera de querer cambiarme.

Y sé que ella ha preferido arrogar los destornilladores y los pegamentos para sentarse a mi lado en compañía de nuestro cariño, de nuestras charlas bufonescas, de nuestros cantos incesantes y sobre todo… en compañía de nuestras diferencias.


Te quiero  porque dicen que dicen que en la locura hay un cierto placer, que solo el loco conoce, un placer incompresible incluso para el mismo loco. Contigo no es así, yo conozco y siento mi locura, la razón por la cual me siento cómodo de ser como soy.

-T.Sman

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