miércoles, 9 de julio de 2014

Capítulo Trescientos Quince

                                                      Te lo dije

Lo sabía pero no quería creerlo, lo presentía pero no quería escuchar a mi mente ni a mi corazón y es más los obligue a ponerse de acuerdo e inclusive ignore comentarios, todo para escuchar el "te lo dije" de todos ellos juntos.

Estaba  al borde de caer e inclusive iba a saltar, miedo? Lo tenía pero no me importaba arriesgarme sin embargo algo muy dentro de mi me dejo llevar un paracaídas conmigo, el cual en un no muy lejano tiempo me permitiría salvarme.

Y la palabra confianza retumba con fuerza  en mi mente, la he perdido no por completo pero ya no esta como antes, no se si regrese o no, olvide preguntarle cuando volvería. 

Pude haberle dicho que lo quería a cada segundo pero algo en mi me decía mantén la calma, pude abrazarlo tan fuerte y no dejarlo ir, pude aferrarme a él pero la interferencia no me lo permitió.

Siempre estuve a punto de confesarle todo lo que empezaba a provocar en mi desde las sonrisas cuando pronunciaban su nombre hasta las frases que había inspirado en las noches.

Estaba cayendo lentamente, me dejaba atrapar pero las interferencias no me permitían caer como lo hubiera hecho.

Siempre he detestado que las personas alivien su conciencia con palabras lindas, con buenas acciones con hipocresías y lo detesto tanto que por eso mi corazón al mínimo contacto con ellas las rechaza y no me permite acercarme a ellas. Y desteté haber sentido eso con él y con algunos de sus allegados porque era una señal de que una tormenta se acercaba era señal de que estaba equivocada de que no debía caer. 

En fin gracias por todo lo que fue y más aún por lo que no fue, gracias por enseñarme a confiar en mis presentimientos y que no siempre arriesgarse es una buena opción. 

Solo espero que la tristeza no venga con retardo...

-Einor.

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