Viernes 15:30
Pronto será un mes, imagino que luego dos y finalmente un año más...
El día más extraño de mi vida, sentí tantas emociones que a penas pude procesar la vida, me moría por decirte que te extrañé, que no quería soltarte, quería grabar cada lunar de tu rostro en mi corazón. Cada expresión, como una fotografía que perdure en el tiempo, y me ayude a recordarte, no sé si como un adiós, pero intentaba de interiorizar cada momento. Nunca entenderé la extrañeza que se vincula a nuestros encuentros o la intensidad de los mismos supongo que puede ser parte de nuestra naturaleza.
Luego de aquel día varias cosas divagaron por mi mente, me odie por mi falta de determinación y por caminar sin dirección. También me sentí confundida por como sucedieron las cosas y las consecuencias de ellas, retornaron los insomnios, el cavilar, el miedo a las decisiones del futuro. Creo que mis acciones improvisadas me colocaron en un escenario de riesgo, en el que aparecías como impasible. Y ante ese pensamiento solo pude desear irme lejos.
El silencio decía tantas cosas que tarde tiempo en decidir que me dijo o que me estaba diciendo, y creo que terminé por aceptar que no te entenderé esta vez, quizá al verte pude comprender cosas que antes no pero prefiero ignorarlas. Creo que la sumatoria de eventos me llamaban a que salga corriendo, a que medite mis pasos, a trazar un camino; no porque el corazón no me lleve hacia ti sino porque mi mente astuta no quiere seguir tus juegos, quizá por eso me llevo a decirte que busques a alguien que quiera jugar contigo y te deje ganar. En mi caso mi sed de ganar y mi ingenuidad no me lo permiten.
-Einor.
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