viernes, 26 de septiembre de 2014

Capitulo Trescientos Veinte y Tres

EN UN DÍA COMO HOY



Sí tu me conoces muy bien, yo sé tanto de ti, los dos sabemos tanto el uno del otro que llegamos al punto de no saber nada...

Y me pides razones para estimarte, creo que ya te he dado suficientes. Eres de esas personas especiales que abarcan mucho en poco y poco en mucho. Eres de esas personas que con tan solo recordarme me trae sonrisas, eres una persona significativa en mi vida, por eso sé que aunque no tengas tiempo y que aveces los dos nos "olvidemos" siempre podré contar contigo.

¿Recuerdas cuándo te declaré mi confidente? Lo decía de verdad, una de las verdades mas factibles que he llegado a expresar, fue como una confesión del importante espacio que tienes en mi vida, me gusta que vuelvas a leerme, más aún que me escuches.

Las razones para quererte son muchas, tantas son que escribirlas tan solo no sería suficiente, si bien es cierto muchas de mis palabras han ido siempre hacia a ti, pero siempre me ha parecido conveniente tenerte en mi vida, en cada etapa de ella por eso me parece importante escribirte algo más para que no desaparezcas de mi libro de memorias aunque aveces incoherentes son verdaderas. 

Te mereces que te aprecie, porque se muy bien de lo mucho que he significado para ti, es por eso que te estimo. Te estimo mas bien porque... la verdad no sé porque, te extraño sin saber el porque, pero es mejor no saber el porque, ya que así me da la oportunidad de querer saber de ti. 

Creo que si hay razones para estimarte, si contigo crecí, contigo forme mi carácter, contigo pasé tantos momentos divertidos, graciosos y hasta insólitos. El simple hecho de recordar todo lo que nos pasó me da satisfacción, la verdad es que siento tanta estima hacia a ti porque eres fuiste y serás gran parte de mi vida, tu me aseguraste que no te perderías de ella y creeré en ti.

"Me gusta una pintura que me hace querer pasear en ella"

Tu personalidad es así, tu manera de ver la vida me hace querer pasear en tu manera de pensar, te doy las gracias por todo este tiempo invertido en alegrarme los días, en aveces hacer todo lo contrario, en frustrarme de vez en cuando, de hacerme dudar también, más que todo te doy las gracias por estar ahí cuando más lo necesito, aunque aveces asegures que no mereces mi estima, es todo lo contrario...

¿Entonces has entendido el porque de mi estima?

- Amaranth como (Catherina Sforza) 



jueves, 25 de septiembre de 2014

Capitulo Trescientos Veinte y dos

Castillos de cartón - Almudena Grandes

I.
Era demasiado amor. Demasiado grande, demasiado complicado, demasiado confuso, y arriesgado, y fecundo, y doloroso. Tanto como yo podía dar, más del que me convenía. Por eso se rompió. No se agotó, no se acabó, no se murió, sólo se rompió, se vino abajo como una torre demasiada alta, como una apuesta demasiado alta, como una esperanza demasiado alta.         

Era demasiado amor, aniquilaba el criterio, sometía la razón. Era tan grande que se desbordaba. Sin control. Febril. Convulsionado. Y una vez que estuvo roto, nadie lo lamento. Nadie lo lloró. Tú seguiste tu vida. Yo me conforme con la mía. Acaso así eran las cosas; acaso así quisimos que fueran.

No, no lo permitimos.  Nada ganaríamos con culparnos. Sólo queda contar. Contar nuestra historia. Expulsar del olvido lo que alguna vez sentimos.             
  
Quizá sólo éramos muy jóvenes. Nunca lo sabremos.
Tal vez pedí demasiado. Pero yo te daba todo.
Quizá nunca supiste si me querías. Y nunca exigí que lo hicieras.
Tal vez nos sobraba cobardía. Nos conocíamos demasiado.

II.
Se rompió. A cuentagotas se extinguió. Lento el desembarque, rápida la nostalgia. Quisimos extender su existencia con nuestros silencios, con las prolongadas miradas, con las caricias “sin intención”, siempre subterráneas, como si tocarnos confirmará al mundo eso que tanto sentíamos, que tanto callábamos.  Pero era imposible, los sentimientos agonizan en el mutismo.  ¿Qué nos hizo callar?

El destino, el destino lo inspiró todo. Encontrarnos no fue difícil. La maniquea orquestación que pone en el mismo camino a dos que se aman, a dos que no pueden ser. Nada más triste que los cuerpos que se suceden a destiempo. ¿Dónde dejamos eso que imaginamos cuando nos miramos por primera vez?

En lo no dicho, seguramente, en lo no dicho se anclo el tiempo perdido, los recuerdos no acabados. La mancuerna perfecta.  ¡Vaya! Que no hubo que esforzarse para no ser. ¿A quién le dimos gusto?

A ellos, a ellos les corresponde narrarnos. Porque nosotros ya no estamos. Cuando colapsó permanecíamos dentro, ahí morimos, pero el amor no. Era demasiado amor. Más fuerte que su historia. Demasiado engreído. Abrumaba. Consentía. Colmaba ¿Qué pudimos hacer con él?

Una vida. Una vida juntos.



*Relato a partir de íncipit del libro Castillos de Cartón de Almudena Grandes, España: Tusquets. (2009).

sábado, 23 de agosto de 2014

Capitulo Trescientos Veinte y uno


BIENVENIDA

Hoy solo siento la necesidad de dedicar unos cuantos escritos a los momentos pasados, los presentes y los futuros...

El tiempo resuelve lo que estaba mal, sería bueno solo contar 1.2.3.4 pero la vida es más complicada que eso o quizá es mucho más fácil de lo que pensamos. Así empiezan las etapas de tu vida, nuevas etapas en donde eres un novato, donde empiezas a pensar en como actuar, que hacer y que decir.

Puede ser un poco complicado retar al destino, encarar a tu nuevo mundo pero todo es más fácil cuando tienes a personas que te ilustran, que van de tu lado y no sueltan tu mano, mucho mas cuando existen personas que te hacen sonreír todos los días de tu vida, aquellos amigos incondicionales, aquellas ilusiones infaltables y aquella sensación de querer a alguien.

Todo empieza a tornarse divertido, debe ser por aquella sensación de originalidad, y ese "olor" a nuevo que se siente en el aire, una nueva experiencia esta a punto de abrir sus puertas, y la libertad que traes en tu corazón hace que tus días se colmen de alegría desenfrenada y de ansiedad inmersa con un poco de melancolía por lo que tienes que dejar de lado.

Y es ahí cuando empiezas a sentir que la adrenalina toma tu cuerpo como suyo, harás lo que siempre has querido, serás quien siempre has querido ser; aunque sea difícil pondrás todo tu esfuerzo para lograrlo, pasaran muchos años, tendrás que saltar muchos baches, pero aún así lo lograremos, yo sé que lo haremos.

Todo es nuevo y todo se vuelve un tanto nervioso, pero ahí estará siempre ese alguien, esas personas que te harán sentir feliz y cómoda con tu nueva realidad. 

-Amaranth

jueves, 17 de julio de 2014

Capítulo Trescientos Veinte

ESTRELLA


En la noche cuando escuches de algún lugar la oración de una chica, será el soliloquio de una pequeña estrella, en la noche cuando escuches la confesión de amor de un chico, será el descarte de una pequeña estrella.

A veces cuando miro el cielo en la noche, formas de luz que nunca he visto antes flotan, ¿eso es un satélite artificial?  Deseo que fuera una estrella de esas estrellas que nunca se ausentan, nosotros no los vemos lo que pasa es que los viejos ojos del cielo  se han vuelto oscuros, las estrellas aún brillan te lo aseguro.

Brilla pequeña estrella por favor brilla sobre mi. ¿Qué pasa ahora? ¿acaso lo que veo es correcto? En el cielo oriental y el cielo occidental todos son cielos una estrella se dirige hacia a mi, por favor deja a mi estrella emerger en la noche.

Estrella hermosa estrella ¿cómo puedo brillar como tu estrella?  Seré capaz de ser la estrella de alguien así, estrella hermosa estrella, si pudiera, quisiera brillar así, quiero ser una pequeña estrella que brille en alguien.



-Amaranth (AKMU) 

martes, 15 de julio de 2014

Capítulo Trescientos Diecinueve

                                  23:23


Mi máquina del tiempo y mi visión futurista parecen haberse averiado, en mi mundo las cosas no van bien bueno no como las esperaba.

Detesto el absurdo insomnio que me persigue desde hace días y que sólo me obliga a escribir, como parte de un castigo, recordar todo sin restricciones no es buena idea, no cuando las cosas malas se juntan con las cosas buenas y hacen de todos mis pensamientos una pesadilla.

Extraño ser quien era, pero estoy buscandome otra vez, intentó recuperar lo perdido pero no logró hacerlo, no logró retener ningún sentimiento que me ayude a continuar y no dejar que él se marche pero no encuentro que decir, me siento enojada conmigo, con el y todas nuestras oraciones mal estructuradas. Me siento molesta con el sentimiento que se vio marchitado por todas las cosas que la gente susurra mis oídos, por todas esas cosas sin sentido que nos alejaban por momentos.

Me siento molesta por los planes que tenía por todas esas cosas que hoy parecen ya imposibles.

-Einor.

 

lunes, 14 de julio de 2014

Capítulo Trescientos Diecisiete

                                             Rosal

No le pertenezco a nadie, más que a mi misma, ni siquiera soy del viento aunque sea tan natural no me muevo por el, me han dicho que me asemejo más a un rosal...

Aún recuerdo sus palabras:

"No eres del viento pues del viento son los espíritus muertos, seres capaces de creerse libres, sin darse cuenta que carecen totalmente de libertad ya que están condenados a ir a donde el viento los lleve, pero tu querida, tu eres del rosal, no de esas rosas modernas que se las planta en cualquier lugar y crecen,  sino más bien de esas silvestres, de las que crecen sin necesidad de que alguien las cuide todo el tiempo, de las que regalan su exquisito aroma a todos, de las que son de colores vistosos, de las que te atraen a primera vista, de esas que tienen espinos fuertes que no dejaran que les arranquen su espíritu fácilmente, de esas que tengo plantadas en mi jardín. Eres ese rosal que crece en cualquier lugar que sienta que es el correcto, que lucha contra el frío, la necedad  eres de esas flores que dejan sus pétalos y semillas en todo lado al que van, de esas flores a la que todos pueden ver pero pocos las pueden poseer mucho menos en su máximo esplendor. Eres de esas rosas que si carecen de tacto podrían perderte pero a su ves si exceden en cuidados también lo harán. Eres de un rosal y no del viento porque del viento solo son esos espíritus incapaces de sentir, de esos que tienen miedo de todo y sólo esperan que alguien los lleve cada vez que hay un problema pero en ti cada vez que  miró tus ojos veo un espíritu nuevo uno que ya no se ve en la juventud, que si bien no es del todo libre veo que puedes parecer tan sutil, tan tierna, tan fragil como una rosa pero a su vez puedes ser tan fuerte, tan amenazante como sus espinas que son parte del rosal que le hacen ser a un rosal lo que es, eres un rosal y estas en su pleno esplendor."
C. E.T.

... Sin embargo me encuentro arraigando mis raíces.

Einor.

domingo, 13 de julio de 2014

Capitulo Trescientos Dieciséis

Cirugía Cardiotoraccica

Para completar mi felicidad solo falta que tomes mi mano, que me abraces debajo del árbol y que cuando me mires a los sientas aquella sensación de falta de aire.

Llegando está el momento, no sé porque me siento tan ansiosa, no había suspirado con tanta felicidad en tanto tiempo pero es que ahora creo en el destino, y tu me dijiste que también lo haces, entonces dime ¿ahora si crees ya que nuestros corazones laten al mismo ritmo? Aún sigo pensando que es el destino.

Nuestros corazones están formando una sinfonía imparable llena de buenos y gratos sentimientos, gracias a ti estoy sonriendo de manera incansable, incluso lloré de felicidad, gracias a ti mi buen doctor, estoy sintiendo que mi mente y corazón se están abriendo hacia nuevas oportunidades.

No vayas en busca de las leyes que eso a ti no te va, mejor actúa como solo tu lo sabes hacer, curando corazones eres el mejor, así que debes realizar un "save" lo más rápido posible, aunque ya no se realicen esas operaciones debes hacerlo.

Siento que he vuelto a renacer por tu cirugía, siento que mi sonrisa ha vuelto de manera definitiva, siento que esto verdaderamente es para mi y que debo hacer todo para poder cumplir este gran y enorme sueño, y es que si, así soy no me gustan las cosas fáciles así que nos veremos en un largo tiempo y te sentirás orgulloso de mi.

-Amaranth

miércoles, 9 de julio de 2014

Capítulo Trescientos Quince

                                                      Te lo dije

Lo sabía pero no quería creerlo, lo presentía pero no quería escuchar a mi mente ni a mi corazón y es más los obligue a ponerse de acuerdo e inclusive ignore comentarios, todo para escuchar el "te lo dije" de todos ellos juntos.

Estaba  al borde de caer e inclusive iba a saltar, miedo? Lo tenía pero no me importaba arriesgarme sin embargo algo muy dentro de mi me dejo llevar un paracaídas conmigo, el cual en un no muy lejano tiempo me permitiría salvarme.

Y la palabra confianza retumba con fuerza  en mi mente, la he perdido no por completo pero ya no esta como antes, no se si regrese o no, olvide preguntarle cuando volvería. 

Pude haberle dicho que lo quería a cada segundo pero algo en mi me decía mantén la calma, pude abrazarlo tan fuerte y no dejarlo ir, pude aferrarme a él pero la interferencia no me lo permitió.

Siempre estuve a punto de confesarle todo lo que empezaba a provocar en mi desde las sonrisas cuando pronunciaban su nombre hasta las frases que había inspirado en las noches.

Estaba cayendo lentamente, me dejaba atrapar pero las interferencias no me permitían caer como lo hubiera hecho.

Siempre he detestado que las personas alivien su conciencia con palabras lindas, con buenas acciones con hipocresías y lo detesto tanto que por eso mi corazón al mínimo contacto con ellas las rechaza y no me permite acercarme a ellas. Y desteté haber sentido eso con él y con algunos de sus allegados porque era una señal de que una tormenta se acercaba era señal de que estaba equivocada de que no debía caer. 

En fin gracias por todo lo que fue y más aún por lo que no fue, gracias por enseñarme a confiar en mis presentimientos y que no siempre arriesgarse es una buena opción. 

Solo espero que la tristeza no venga con retardo...

-Einor.

martes, 8 de julio de 2014

Capítulo Trescientos Catorce

EL TIEMPO FLUYE CON FACILIDAD

No hay tal cosa como una promesa eterna, incluso las palabras que nos susurrábamos mientras nos mirábamos; aquellas palabras que se dispersan como el polvo que esta cubriendo el cielo, nuestros recuerdos se encuentran separados como si fuéramos dos simples extraños. 

Extraños que a duras penas recuerdan sus nombres, extraños que no saben acerca de las casualidades del destino, aquellos extraños que saben tanto el uno del otro que no se esmeran por conocer un poco mas acerca de ellos mismos. 

El tiempo fluye con facilidad, al tiempo no le importa si dos personas que un día se conocía de manera temible entre si lleguen un día a olvidarse, son las personas mismas las que crean aquella gran distancia entre el tiempo; aquel espacio galáctico, aquel espacio que podría ser contado en años luz que hace que su corazón pierda la memoria y que la memoria pierda su corazón.

Es muy fácil para el corazón mentir acerca de sus sentimientos y muy fácil para el cerebro mentir por sus conocimientos, es avaricia, aquella avaricia que fluye con facilidad, aquel sentimiento que se pierde con el tiempo que vuela con el viento y que solamente va dejando millones de kilómetros de distancia entre memorias, es muy difícil volver a armar aquellas memorias, es quizá el rompecabezas más difícil del mundo. 

Y con el tiempo se olvidaran con el tiempo que fluye con facilidad dejaran de pensarse, es más ya ni siquiera se piensan, cada uno ha tomado su camino, cada uno ha encontrad un nuevo amor, pero en su corazón quedó una cicatriz impregnada, aquella cicatriz que un día prometieron no crear, ellos solamente querían ser como el aire fresco de otoño que no lastima pero han dejado un profundo hoyo en la memoria de su corazón haciendo que el mismo pierda sus recuerdos. 

Amaranth

domingo, 6 de julio de 2014

Capítulo Trescientos Trece

 
                                                                    Tormenta

Habria llorado ahi mismo al minimo contacto, al pronunciar cualquier palabra. Debió ser sincera y decir que esperaba mucho más pues su ingenuidad  la llevaba a creer que él la conocia y que habia escuchado con atención todo lo que tiempo atrás le habia contado pero tal parece que él solo oia, asi como se oye el claxon de un auto y el murmullo de la gente diciendo cosas que no  interesan. 

Tal parece estaba sumamente equivocada asi como cuando espero que el tomara su mano pero no lo hizo y ese fue el detonante que diera rienda a un largo tormento. 

Fue una de esas tormentas que te inundan el corazón y que te hacen ser sólo apariencia. Desvelo por aquí y por allá pisadas en círculos sin salidas y lágrimas latentes en cada momento, cada segundo, cada minuto y cada hora se convirtieron en un suplicio. Perdería la cabeza y solo así, se había decidido a hacer algo que jamás pensó  que haría, estaba decidida escribiría absolutamente todo lo que había visto en la mirada de su amado la última vez que lo vio, escribiria todo lo que sentía desde que todo comenzó y sobre todas las cosas caóticas y no tan caóticas, se sinceraría todo lo que podía y al final de todo le diría te quiero, un te quiero diferente a los otros uno lleno de todo ese cariño que tenía miedo a sentir y se disculparía por todo y por nada. 

Ilusa muchacha si bien no había escrito nada, había pensado en todo en cada palabra, cada oración, cada frase y cada párrafo que escribiría  pero por azar del destino o por su suerte inexistente habían llegado las palabras de personas correctas a sus oídos, su mundo parecía haberse caído fue lento no tan doloroso pero dolió, si debía  ser positiva en ese momento pensó en que lo único bueno había sido no haber escuchado lo que "su amado" había dicho y las risas que había generado en su corte de amparo. 

Las  palabras se esfumaron, sus ojos tan solo se inundaron sin embargo una nueva escritura en ella se desarrolló estaba llena de nada, no sentía nada más que no sea un te lo dije por parte de su razón. Si había algo porque alegrarse era que su cordura regreso y que su corazón noble jamás lo odio. 

-Einor