domingo, 7 de julio de 2013

Capítulo Setenta y Uno


CRISTALES


Todos caminan en varias direcciones apresurados pensando sólo en ellos, nadie se detiene ni siquiera el tiempo a nadie le importa el dolor de nadie a nadie le interesa y yo a pesar de saberlo estoy ahí inmóvil con mi cuerpo que esta vació,al parecer mi mente y mi corazón huyeron se fueron tan lejos que no puedo alcanzarlos, voy perdiendo las fuerzas me siento vacía y mis ojos, de ellos salen pequeños cristales que inundan mi alma, que siempre aparecen cuando el alma de alguien se encuentra abatida, pero mis cristales esperan algo que ahora es absurdo, deberían saber que nada va a pasar y tengo tantas cosas que decir pero mi voz también quiere huir y no logro pronunciar ninguna palabra que no haga crecer más el hielo entre tu y yo, y te extraño menos que ayer pero más que mañana y te quiero, te quiero con cada parte de mi ser que trata de huir, que trata de desmentir las cosas que escuche de ti, cosas que no debí creerlas pero todo en mi es frágil y la única protección que halle fue huir, tal vez esos pájaros que murmuran por ahí tienen razón, tal vez con ella seas más feliz, sólo espero que mis ojos ya no se conviertan en cristales cada vez que piense en ti, creo que no lo notas pero estoy muriendo lento, las sombras me están atacando y yo no me puedo defender...Quiero que te quedes pero no siento que sea lo mejor para ti, he decidido renunciar aunque parte de mi felicidad se vaya contigo, seria codicioso  que te quedes, si tal vez no sientes lo mismo.©


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