martes, 18 de marzo de 2014

Capitulo Ciento Noventa y Nueve


Querido...

Recuerdo que prometí no volverte a escribir nada, pero esta noche he decidido romper mi absurda promesa.

Ayer bajo el cielo sin estrellas, sin luna, sólo con ese fondo oscuro pensé en todo lo que podía decirte y en todo lo que no, pensé en los abrazos que jamás te daría otra vez y en las sonrisas que ya no compartiremos.

Querido, disculpa que ya no pueda decirte mío, pero el destiempo de nuestro amor nos ha llevado a rompernos el corazón de forma recíproca, nos ha llevado hacia polos opuestos de los que difícilmente encontraremos una salida.

Que puedo hacer si el cielo se rompe a pedazos y cae en mis manos, que puedo hacer si nuestros corazones en busca de no sufrir, han sufrido más con esa distancia a la que respondimos resignados, a la que nos acostumbramos.

Te extraño, no lo niego ni quiero hacerlo, te quiero no con el mismo desenfreno de antes pero te quiero con mi cordura esa cordura que no me dejara que ese sentimiento acabe jamás pero que me permitirá querer a otras personas aún desconozco si más o menos.

Ahora cerrare mis ojos y pensare en ti, como un acto de conmemoración  hacia lo que fuimos y lo que no, lo hago como un acto del amor que te tuve, que te tengo y que siempre te tendré. Es por eso que seré sincera contigo, mi corazón se encuentra dividido entre tu recuerdo y el nacimiento de un nuevo individuo en mi corazón, este individuo a luchado a diario con tu recuerdo y parece finalmente que me esta ganando en esta batalla de mantenerme creyendo que me amas aún cuando no haces nada por mi, por el amor que dices sentir pero que ya no lo siento, no preguntes como paso porque no sabré decirte como fue exactamente sólo se que fueron esos esfuerzos sin resultado, esas cartas sin respuestas que desataron todo esto.


Querido permite que esta sea la última vez que te diga mío, porque se que después de este adiós jamás volveré a decirte así.

Querido mío ahora que nuestro tiempo se terminó, que sin más ni menos nos decimos adiós, que dejamos que las confusiones del entorno confundieran a nuestro corazón, que olvidamos que amarnos dependía de los dos, ahora es cuando quiero decirte que te llevas un pedazo de mi corazón.

Te quiero como la luna quiere a las estrellas, no se sí alguna vez lo entendiste o no pero lo que siempre te quise decir era que no importa si las estrellas se apagan o se encienden la luna siempre estará cerca y las querrá siempre, me refería a que no importa si nuestro querer terminaba cualquier día o si cada día crecía más o si aparecían nuevas personas de todas formas siempre te querría tal vez menos o más, sin importar cuanto siempre ocuparás un espacio en el cielo de mi corazón.

-Einor.


No hay comentarios:

Publicar un comentario