sábado, 6 de junio de 2020

Capítulo Cuatrocientos Cuatro


Entre despedidas


Es extraño aún no puedo poner palabras a lo que siento, sigo en silencio, solo puedo observar, pero me he quedado en blanco. Siempre he sido mala con las despedidas, me pregunto porque esta vez insisto en hacerlo, te pediría que me prometas que regresaras cuando hayas arreglado tu mundo y que nos veremos otra vez, pero el universo parece que tiene cosas más importantes que realizar.

Alguien me dijo alguna vez que las cosas vienen cuando las necesitamos y no cuando las queremos. He estado pensando en ello, para hacer las paces con el destino. Pese a que sé que no moriré, que hay más vida, que el mundo seguirá girando y que todo estará bien no puedo hacer que el dolor desaparezca. Me pregunto cuanto tardara en regresar la felicidad esta vez. Evito llorar porque siento que si lo hago luego no podré contenerme.

Hace meses había experimentado el perder y todo lo que pensé que nunca me pasaría, le atribuyo a eso mi sentimiento actual de sentirme en el borde. Y a su vez sentimiento de amor-odio con la comprensión de la vida, que siempre es absurda y que en mi experiencia siempre hace que algo surja o desaparezca, incluso si una despedida.

Estos días experimento el regresar a los recuerdos, una y otra vez, cada vez que lo hago tengo una sensación y emoción diferente. Algo que me asusta de las despedidas es no saber si podre mantener todos los recuerdos que tengo de él. Aunque varias veces he querido borrarlos, creo que si llegara a olvidar uno de ellos me dolería más el corazón. 

Después de mucho tiempo, es la primera vez que solo me siento a observar y a observarme, siendo sincera he llorado varias veces porque el mundo parece no escucharme.  En este tiempo he rezado más de lo que toda mi vida y en cada oración estaban mis ganas de que su vida sea buena, es la primera vez que transformar el mundo me parece difícil. 

-Einor

No hay comentarios:

Publicar un comentario