viernes, 31 de enero de 2014

Capitulo Ciento Ochenta y Dos



Desarmarme


Si tan solo pudiéramos desarmarnos, tal y como se desarman ciertas cosas que no sabes como funcionan o que ya no funcionan correctamente.

Hay días que a penas logro entender los mensajes subliminales de las cosas, días en que peco de ingenuidad y sin más ni menos, sutiles palabras vienen a mis oídos unas disfrazadas y otras sinceras, abrazos dulces y amargos y algunas sonrisas cálidas y otras un poco frías, por lo cual una pequeña duda nace en mi de que si  la vida en realidad es un teatro por consiguiente todo es tan solo actuación.

Si pudiera contra ese silencio ensordecedor que imprevistamente me invade, si lograra articular las oraciones tal y como las pienso, si tan solo la razón no interfiriera en mi elocuencia cada vez que quiere.

Quisiera desarmar el espacio en el que habito, quisiera hacerlo para arreglar todo a favor de todo para modificar el tiempo, para coincidir o dejar de coincidir con ciertos planetas que obstruyen de cierta forma mi razonamiento.

No más, ya no quiero deambular por ahí sin tener un lugar o varios a donde llegar, no quiero sentir que me divido y no quiero fallar a nadie pero sobre todo no quiero perderme en el intento de complacer a todos, no quiero ceder pero no quiero verme atada a un yugo sin salida quiero desarmarme para desatarme, quiero desarmarme para saber que pasa exactamente en mi interior y reprogramarme, quiero desarmarme para ir a la derecha o hacia la izquierda y que no me importe lo que pudo haber pasado en caso de haber elegido otro camino..



No hay comentarios:

Publicar un comentario